Este espectáculo inspirado en la novela Las Once Mil Vergas de Guillaume Apollinaire es presentado por Charlotte, una proxeneta que recibe al público en su casa de lenocinio, llamada La Casa de Charlotte, allí ama darle al público placer oral, contando cuentos provocadores con enfoque audaz que explora el humor, la trasgresión y la crítica social, manteniendo un contexto artístico que respete las sensibilidades del público.
La versión de Charlotte que vemos en esta propuesta dista bastante de la mujer amigable y juguetona que vemos en shows posteriores. Esta es una mujer arriesgada, que se convirtió en la cortesana favorita de hombres y mujeres de la alta sociedad, dispuesta a hacer cualquier cosa por amasar una fortuna. A lo largo de su vida ha cometido todo tipo de barbaridades sin importarle las consecuencias. Poco a poco lleva mas lejos su placer sometiendo a quien quiera que se interponga en su camino, usando estrategias bajas para mantener sus influencias.
Su aspecto es retador, la envuelve un aire de misterio y suele tener una sonrisa irónica que le da un halo magnético e intimidante al mismo tiempo. Su actitud sarcástica y desinhibida consigue mostrar al público su perspectiva cruda de la realidad. Le da a la sociedad lo que cree que espera de ella, una honestidad brutal con un toque de humor irreverente. A pesar de su máscara de dureza, tiene una vena sensible que en ocasiones escapa cuando habla de las luchas que los más desprotegidos enfrentan.
La obra de Las Once Mil Vergas tiene un contenido explícito, que habla de la trasgresión, el deseo y la perversión. Pero puesto desde una mirada crítica y filosófica que cuestiona las relaciones de poder. La atmósfera que se busca es la de un burdel y cada miembro del público se convierte en uno de los clientes de La Casa de Charlotte. Con una actitud cómplice empieza a contar la historia de uno de sus amantes más amados, el mismísimo Mony Vibescu, un ser inmoral, capaz de cualquier atrocidad para cumplir sus deseos.
Entre los momentos de humor grotesco y escenas más profundas Charlotte reflexiona sobre el cuerpo, la libertad y el poder. “Aquí no se habla solo de penes, ni de polvo, se habla de lucha. Lucha por ser libre, por decidir cómo vivir. ¿Qué importa el tamaño, si no se sabe usarlo? ¿Qué importa el deseo, si no puede comandarlo?” Para cerrar se abren preguntas acerca de la dignidad humana, las imposiciones hechas a mujeres y hombres a lo largo de la historia, como las nuevas visiones nos confrontan con la subversión de la moralidad tradicional.
Jugando entre lo explicito y lo poético, el humor y la reflexión, la transgresión y el temor, la subversión y la moralidad se busca darle un giro contemporáneo a una historia que a pesar de tiempo se siente tan vigente como en su publicación. Este espectáculo es un viaje alocado que nos lleva a mirar más allá de la superficie y explorar historias que al final hablan de nuestra condición como humanos.
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